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TALLIN, Estonia (AP) — Grupos de derechos humanos, activistas y medios independientes de Rusia y Bielorrusia han enfrentado un creciente escrutinio por parte del gobierno, leyes represivas e incluso la proscripción y la obligación a operar desde el exilio. Muchos han sobrevivido a pesar de las dificultades.
Ahora, algunos de ellos enfrentan un nuevo reto: la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de congelar durante 90 días la ayuda proporcionada por Washington.
La ayuda, enviada directamente por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) o a través de sus socios, así como de otras entidades financiadas por el gobierno estadounidense, era una fuente de una parte del dinero que reciben.
“Objetivamente, se trata de algo muy malo”, dijo a The Associated Press un activista de Center-T, un prominente grupo ruso de personas transgénero, quien habló bajo la condición de anonimato por razones de seguridad. “Las organizaciones podrían haber hecho cosas mucho más significativas si no fuera por esa situación”.
Miembros de grupos de derechos humanos de Rusia y Bielorrusia, así como organizaciones de medios independientes, describieron los distintos efectos de la medida desde “malos” hasta “desagradables”. Muchos de ellos obtienen su financiación de otras fuentes, como donaciones privadas u otras subvenciones, pero algunos señalan que no saben cuáles de sus socios están vinculados a la ayuda estadounidense o si más de ellos retirarán su apoyo.
El congelamiento de la ayuda implica reducir gastos y eliminar planes
Algunas organizaciones rusas señalan que seguirán funcionando, pero recortarán gastos y posiblemente planes, y añaden que conocen a otras que enfrentan un mayor riesgo.
OVD-Info, un grupo ruso de derechos humanos que da seguimiento a los arrestos políticos y ofrece asesoría legal, es financiado en gran medida por “donaciones privadas de un gran número de personas”, por lo que el congelamiento “tiene un escaso impacto directo e inmediato”, señaló Dmitry Anisimov, vocero de OVD-Info, pero otros grupos que ayudan a esa organización con ciertas actividades se han visto afectados.
“Sin su existencia, nuestro trabajo se volverá significativamente más difícil”, afirmó, y las personas que necesitan ayuda también se verán afectadas.
El editor de un medio noticioso independiente ruso en el exilio respaldó las afirmaciones de Anisimov y también mencionó la financiación colectiva o “crowdfunding” como una fuente confiable de ingresos. El editor habló bajo la condición de anonimato por motivos de seguridad.
El medio perdió menos de 10% de su presupuesto en asignaciones congeladas, afirmó el editor y añadió que “Sí, es duro, desagradable, difícil, pero no estamos al borde de un cierre inminente. Ni siquiera estamos a punto de despedir empleados”.
Center-T, cuyo personal de base se trasladó al extranjero después de que la Corte Suprema rusa designara como extremista a lo que denominó el “movimiento” LGBTQ+, proscribiendo, en los hechos, todo activismo LGBTQ+, también perdió tan solo una fracción de su financiación, señaló un miembro de su personal.
“Posiblemente, estamos en una de las posturas más afortunadas, ya que casi no teníamos financiación de Estados Unidos”, señalaron.
Kovcheg, o “arco” en ruso, un grupo que ayuda a los rusos que huyen al extranjero proporcionándoles refugio, apoyo legal y psicológico y otras ayudas, perdió 30% de su presupuesto tras la medida tomada por Trump, indicó su fundadora Anastasia Burakova.
Los fondos se asignaban a proyectos futuros y diversas mejoras, indicó. “Es una pena” que no ocurran, pero por lo demás, Kovcheg se mantiene “más o menos estable”, gracias a la financiación colectiva y la publicidad, añadió Burakova.
Burakova, que dirigió un grupo de asesoría legal en San Petersburgo respaldado por el exiliado magnate convertido en figura de la oposición Mikhail Khodorkovsky, mencionó leyes y regulaciones represivas que dificultaban que los grupos críticos e independientes pudieran obtener financiación de los rusos.
Leyes que alejan a los donadores rusos
La mayoría de los grupos de derechos humanos y de los medios noticiosos de Rusia han sido designados como “agentes extranjeros”, una etiqueta que aleja a posibles donadores debido a su connotación negativa. Rusia prohibió anunciarse en ellos.
Otros organismos también han sido calificados como “indeseables”, una categoría que proscribe cualesquier tratos con los grupos así designados, lo que hace que los donantes enfrenten el riesgo de ser procesados legalmente.
Muchos han tenido que trasladar a sus equipos al extranjero tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, con el objetivo de evitar las medidas represivas cada vez más amplias.
Sin embargo, “cuanto más te golpeen y te prohíban, tanto más te adaptas y dejas de contar solo con una cosa” para tu financiación, señaló Burakova.
En vista del congelamiento de la ayuda, Khodorkovsky y el filántropo ruso Boris Zimin ofrecieron esta semana 600.000 dólares a los proyectos rusos y ucranianos afectados.
No se sabe cuánta ayuda estadounidense recibían las organizaciones rusas ni cuánto de ella podría compensarse con la financiación de Khodorkovsky y Zimin.
“Desde luego, no será suficiente”, dijo Zimin, pero “muchos de esos proyectos son muy importantes, especialmente, creo, los (proyectos de) medios. Considero que es mi deber apoyarlos al menos por algún tiempo”.
La embajada estadounidense en Moscú se dijo incapaz de comentar
Pérdidas de financiación de las fuerzas prodemocracia de Bielorrusia
Las fuerzas prodemocráticas de Bielorrusia dijeron a la AP que la ayuda estadounidense congelada que recibían, la cual ascendía a unos 30 millones de dólares, equivale a más de la mitad de toda la financiación que reciben de Occidente. Esta proviene de la USAID, ya sea directamente o a través de socios, y de entidades como la Fundación Nacional para la Democracia, financiada por el gobierno de Estados Unidos. Decenas de organizaciones no gubernamentales y varios grupos de medios independientes están a punto de cerrar, señalaron.
Líderes de oposición prepararon recientemente un informe para los gobiernos occidentales donde describen los efectos del congelamiento, de acuerdo con una persona cercana a líderes opositores bielorrusos. La persona habló bajo la condición de anonimato por cuestiones de seguridad.
Sin medios independientes y fuerzas prodemocráticas respaldadas por Occidente, Bielorrusia y Rusia “probablemente llenarán el vacío fortaleciendo la propaganda estatal y el control autoritario en Bielorrusia, permitiendo que las narrativas a favor del Kremlin dominen las mentes de los bielorrusos”, señaló la persona.
Un activista de la Asociación Bielorrusa de Periodistas señaló que, de los 30 grupos de medios bielorrusos de gran magnitud que trabajan en el extranjero, seis de ellos dijeron haber perdido totalmente su financiación y están a punto de cerrar. El activista habló bajo la condición de anonimato por preocupaciones de seguridad.
Según el informe de la oposición, se han congelado 1,7 millones de dólares en ayuda estadounidense, más de la mitad de toda la ayuda exterior otorgada a medios independientes obligados a huir de Bielorrusia desde que el presidente autoritario Alexander Lukashenko desató una amplia represión contra el disenso en 2020.
Ahora, las pequeñas salas de prensa independientes despiden empleados para no tener que cerrar, señalaron los activistas: “si una sala de prensa deja de funcionar, es casi imposible reiniciarla más tarde, lo que diferencia a los medios de otros beneficiarios de la ayuda estadounidense”, señaló el activista.
Un programa de YouTube llamado “A Regular Morning” (Una mañana común), cuyos videos generan regularmente más de 100.000 vistas, señaló que cerraría, pero pidió donaciones y afirmó que seguiría adelante hasta marzo.
“Ya nos hemos encontrado en situaciones donde la continuidad del proyecto no era obvia, pero siempre encontramos una forma de continuar el trabajo debido a que comprendimos que los bielorrusos necesitan escuchar voces razonables”, dijeron sus periodistas.
El activista piensa que decenas de proyectos de medios cesarán inevitablemente.
Los grupos de derechos humanos también se han visto afectados. De acuerdo con la persona cercana a líderes de oposición, entre 60 y 80 grupos enfrentan posibles despidos masivos, la finalización de sus programas o el cierre permanente.
La persona espera que “los programas para apoyar a los presos políticos se recorten drásticamente, la juventud bielorrusa perderá su acceso a programas educativos alternativos, y los activistas perderán sus plataformas”.
Hay más de 1.200 presos políticos en Bielorrusia, de acuerdo con Viasna, el principal grupo de derechos humanos del país, cuyo líder encarcelado, Ales Bialiatski fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 2022.
Miles de activistas, entre ellos, algunos liberados de prisión, se han mudado al extranjero, y los grupos que recibían financiación estadounidense les ayudaban a ellos y a sus familias,
El congelamiento “dañará significativamente” el trabajo de Viasna, de acuerdo con el activista Pavel Sapelka. Pero no “detendrá a los defensores de los derechos humanos” totalmente, insistió.
Franak Viačorka, asesor de alto nivel de la líder opositora Sviatlana Tsikhanouskaya, dijo a la AP que el activista exiliado busca urgentemente formas de “mantener a flote los medios independientes y a la sociedad civil de Bielorrusia, lo cual se ha convertido en un nuevo desafío”.
Hasta el momento, la oficina europea y euroasiática del Departamento de Estado no ha respondido a una solicitud de comentarios.